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    Jesús profeta de compasión
    Prof. José Antonio Pagola Elorza


    Fragmento del libro

    PERDÓN INMERECIDO




    “Jesús aproximación histórica” de José Antonio Pagola (Pag. 214-215-216)

    Esta conducta de Jesús ofreciendo su acogida y el perdón de Dios a los pecadores provocó escándalo e indignación. ¿Por qué? ¿Dónde estaba la novedad de su actuación? El pueblo judío creía en el perdón de todos los pecados, incluidos el homicidio y la apostasía. Dios sabe perdonar a quienes se arrepienten. Eso si, era necesario seguir un camino. En primer lugar, el pecador debía manifestar su arrepentimiento mediante los sacrificios apropiados en el templo; debía abandonar su vida alejada de la Alianza y volver al cumplimiento de la ley; por ultimo, los daños y ofensas al prójimo exigían la debida restitución o reparación. Sí Jesús hubiera acogido a su mesa a pecadores para predicarles el retorno a la Ley, logrando que publicanos y prostitutas abandonaran su vida de pecado, nadie se hubiera escandalizado. Al contrario, lo hubieran admirado y aplaudido.


    Lo sorprendente es que Jesús acoge a los pecadores sin exigirles previamente el arrepentimiento, tal como era entendido tradicionalmente, y sin someterlos siguiera a un rito penitencial, como habían hecho el Bautista. Les ofrece su comunión y amistad como signo de que Dios los acoge en su reino incluso antes de que vuelvan a la ley y se integran en la Alianza. Los acoge tal como son, pecadores, confiando totalmente en la misericordia de Dios, que los esta buscando. Por eso Jesús pudo ser acusado de ser amigo de gente que seguía siendo pecadora. Su actuación era intolerable. ¿Cómo podía acoger a su mesa asegurándoles su participación en el reino de Dios a Persona que no estaban reformando su vida de acuerdo con la Ley?

    Sin embargo, la actuación de Jesús es clara.


    Ofrece el perdón sin exigir previamente un cambio.

    No pone a los pecadores ante las tablas de la ley, sino ante el amor y la ternura de Dios. Esta es su terapia personal con aquellos amigos y amigas “perdidos” que no aciertan a retomar a Dios por el camino de la ley. Los perdona sin la seguridad de que responderán cambiando su conducta. Actúa como profeta de la misericordia de Dios. Es amigo de los pecadores antes de verlos convertidos. Dios es así. No espera a que sus hijos e hijas cambien. Es el quien comienza ofreciendo su perdón.

    Este perdón que ofrece Jesús no tiene condiciones.

    Su actuación terapéutica no sigue los caminos de la ley; definir la culpa, llamar al arrepentimiento, lograr el cambio y ofrecer un perdón condicionado a una respuesta posterior positiva.


    Jesús sigue los caminos del reino; ofrece acogida y amistad, regala el perdón de Dios y confía en su misericordia, que sabrá recuperar a sus hijos e hijas perdidos. Se acerca, los acoge e inicia con ellos un camino hacia Dios que solo se sostiene en su compasión infinita. Nadie ha realizado en esta tierra un signo mas cargado de esperanza, un signo mas gratuito y mas absoluto del perdón de Dios.


    Jesús sitúa a todos, pecadores y justos, ante el abismo insondable de perdón de Dios. Ya no hay justos con derechos frente a pecadores sin derechos. Desde la compasión de Dios, Jesús plantea todo de manera diferente; a todos se les ofrece el reino de Dios, solo quedan excluidos quienes no se acogen a su misericordia. Todo queda confiado al misterio del perdón de Dios. Entre quienes le escuchan, el mensaje de Jesús resuena así: “Cuando se vean juzgados por la ley, siéntanse comprendidos por Dios; cuando se vean rechazados por la sociedad, sepan que Dios los abraza; cuando nadie les perdone la indignidad, sientan sobre ustedes su perdón inagotable. No lo merecen. No se lo merece nadie. Pero Dios es asi; amor y perdón. El problema principal de Jesús fue si las personas moralmente justas y legalmente correctas entenderían su manera de ver las cosas. Los pobres y los enfermos, los impuros y los pecadores, los publicanos y las prostitutas lo entendían y lo acogían. Para ellos, este Dios sugerido por Jesús era la mejor noticia. La tradición cristiana ha conservado una frase dirigida por Jesús a quienes se resistían a su mensaje. Solo puede ser suya: Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.


    NOTA: Fragmento del libro “Jesús aproximación histórica” de José Antonio Pagola (Pag. 214-215-216)